La Isla de León, baterías que defienden el puente Zuazo. La invasión francesa no puede entrar en la Isla ni en Cádiz.
Después de comer, julio de 1811, hace calor y acaba de pasar una mala semana de levante. Pertrechos militares desperdigados por la escena, se escuchan bombazos de fondo. Paco mira de rodillas por el muro como buscando algo en el horizonte. Mariano, sentado cerca, se lía un cigarro con parsimonia y un poco de resignación.
- Paco (hablando al aire): Yo me estoy quedando loco o algo, pero yo escucho cañonazos y fusilería.
- Mariano (le mira con aire distraído): Yo también lo escucho, no te preocupes.
- Paco (sigue mirando por el muro): Si picha pero es que no hay nadie disparando, esto ha sido el levante. El levante me ha dejado carajote. (Se sienta al lado de Mariano) El levante y la guerra, que estoy harto de guerra.
- Mariano (concentrado en su cigarro): ¿Cuánto tiempo llevas aquí?
- Paco: Tres días.
- Mariano (mirándole): Entonces tú estabas carajote de antes.
- Paco (hace como el que no ha escuchado el comentario): No vea la de cosa que me han pasado ya quillo. Tiroteos, navajazos, explosiones, una locura, lo que yo te diga, una locura. (Mira a mariano) ¿Y tú, cuanto llevas aquí?
- Mariano: Nací aquí.
- Paco: No hombre, me refiero, pegando tiros.
- Mariano (termina de liar el cigarro): Poco más de un año.
- Paco (lo mira asombrado): Eso es tela.
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