Anoche soñé contigo y durante el día se repitió tu mirada, en las esquinas encaladas de reproches y en las ventanas que soñadoras miran al cielo. Son tus maldiciones las que uso para frotarme el cuerpo y empapado, escalo por el recuerdo de tu reguero de desgracia. Y es sobre ti, caprichosa, donde volaré hacia mi lejano interior.
A ti siempre te odiaré eterna compañera, ya que de nuestro odio nace la belleza.
A ti invento de locos, a ti vida.
A ti, vida.
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