En algún lugar del tiempo, más allá del tiempo, el mundo era gris. Gracias a los indios Ishir, que robaron los colores a los dioses, ahora el mundo resplandece; y los colores del mundo arden en los ojos que los miran.
Tigo Escobar acompañó a un equipo de la Televisión Española que vino al Chaco para filmar escenas de la vida cotidiana de los Ishir. Una niña indígena perseguía al director del equipo, silenciosa sombra pegada a su cuerpo, y lo miraba fijo en la cara, de muy cerca, como queriendo meterse en sus raros ojos azules.
El director recurrió a los buenos oficios de Ticio que conocía a la niña, y la muy curiosa le contestó:
- Yo quiero saber de qué color mira usted las cosas.
- Del mismo color que tú.
- Y cómo sabe usted de qué color veo yo las cosas?”
Eduardo Galeano
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