martes, 11 de mayo de 2010

Cartas para mi hermana #3

Mira el problema de la gente religiosa es que creen que los demás están equivocados aunque no lo sepan, que les falta algo aunque no lo sepan, que no son felices aunque crean que sí. Y eso a mí no me gusta, es mirar con superioridad o paternalismo al prójimo. Yo no estoy perdido, o bueno, si lo estoy, estoy dulcemente perdido en el laberinto del cosmos y me encanta estarlo ¿Y tú?

Yo he vivido en la misma casa que tu y he tenido la misma educación, pero sobre todo he luchado muchísimo para llegar donde estoy. Estoy feliz por la educación que he tenido pero yo he tenido que romper con esa educación y eso que me pides, ya lo hice… y obtuve respuesta. Y mi corazón me dijo que yo soy mi dios, la vida es mi diosa, el universo y el mundo son mis dioses.

Ahora es mi turno, porque ya hice lo que tú me pides, y quiero que preguntes tú. Pero pregunta a tu corazón, piensa, lee, analiza y critica. Porque nada es tan sencillo ni nada es tan complicado. Averigua por favor, hermana, sobre todo y vive con ansías de aprender, no te encierres en cuatro dogmas como cuatro paredes, y será entonces cuando podrás decidir mejor. Y si aún sigues queriendo vivir en tu religión, habrás hecho la elección correcta y la vivirás lo más intensamente posible, de una forma, que ahora mismo no eres capaz ni de imaginar.
Un abrazo, hermanita. Tu hermano que te quiere mucho.

P.D. Y si al final de todo, existe tu dios, tendré unas palabritas con él. Por como ha hecho el mundo, por como lo ha dirigido. Nunca viene mal un consejo de alguien, ni siquiera para un dios.

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